Hay figuras políticas que encarnan mejor que nadie las contradicciones del espacio que representan. Nicolás Martínez de Vedia es una de ellas. Se autopercibe “libertario puro”, pero su carrera reciente se sostiene exactamente en aquello que criticó durante años: el Estado. Y no cualquier Estado, sino uno del que hoy vive, del que cobra y del que debería hacerse responsable como jefe de ANSES en nuestra ciudad.
Para cualquiera que haya tenido que hacer un trámite, la realidad es evidente: la oficina necesita gestión, presencia, respuestas. Pero Martínez de Vedia parece haber tomado ese cargo más como un decorado que como una función pública. En vez de estar en la oficina, atendiendo vecinos, resolviendo problemas, o al menos cumpliendo horarios, lo vemos una y otra vez en su verdadero hábitat: el de las redes sociales, posando para la cámara, subiendo consignas vacías o buscando likes con frases de manual libertario.
Mientras el Estado —ese mismo Estado que él dice detestar— le paga el sueldo, él se dedica a militar contra el Estado. Una paradoja casi poética… si no fuera tan cara para los vecinos.
Y lo más llamativo es que aún no asumió como concejal, pero ya dejó claro cuál será su estilo: poca responsabilidad institucional, mucha épica de redes. Mucha protesta armada por su espacio, poca gestión concreta. Mucho slogan importado de Capital, poca comprensión de la realidad local.
Porque eso también es parte del fenómeno Martínez de Vedia: un libertario de laboratorio, formado en el ecosistema de Twitter, más preocupado por aparecer en un vivo de Instagram que por garantizar que una jubilada pueda hacer un trámite sin peregrinar por falta de personal o por desorganización.
El contraste es nítido: mientras la ciudad necesita funcionarios presentes, él prefiere la estética del enojo permanente. Mientras hace campaña hablando de “meritocracia”, su propio mérito se reduce a repetir discursos ajenos y aprovechar cargos que jamás hubiese conquistado por capacidad de gestión.
El 10 de diciembre asumirá como concejal. Y la pregunta es inevitable:
¿Será capaz de dejar el celular y empezar a trabajar?
¿O tendremos en el Concejo Deliberante a otro influencer disfrazado de político, más dedicado a la selfie que al expediente?
Los vecinos necesitan soluciones, no acting. Gestión, no slogans. Presencia, no posteos.
Y para eso, acá no alcanza con frases contra “la casta”. Hay que trabajar. Todos los días. Todas las horas. Con responsabilidad y con compromiso.
Justo lo que, hasta ahora, Martínez de Vedia no mostró.-
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